Mi primera experiencia como
empresaria se presentó pronto, claro que era la época de las vacas gordas y
además la fecha me ayudó bastante: aquel año la Semana Santa coincidió con el Gran Premio de MotoGP de Jerez. Mi casa se encuentra a unos 25 minutos del circuito y unos chicos de Madrid llamaron para alquilarla.
Con la alegría lógica de mi
primera reserva, se mezclaba la incertidumbre de cómo serían los chicos. Por mi
cabeza pasaron todo tipo de imágenes y ninguna buena. Además de ser la primera
vez, yo era muy tímida y me daba reparo acompañarlos sola a la casa.
Había pensado en ir con mi marido o con alguna amiga, pero se dieron las circunstancias para que al final tuviera que ir sola. Era de noche y habíamos quedado en una venta
cercana en la que nos reuniríamos para yo luego guiarlos hasta la casa.
Nerviosa cogí el coche y me
encaminé al lugar indicado. Nada más llegar supe que eran ellos, no había que
ser muy lista, ya que se trataba un grupo perfectamente distinguible: todos ataviados
con sus trajes de cuero negro, botas y cascos. A mí me parecieron sacados de
una película americana.
¿Qué hacer? Pensé en dar la vuelta y volverme a buscar
a alguien que me acompañara… Pero desistí, debía enfrentarme sola, al fin y al
cabo era el trabajo por el que tanto luché.
Paré el coche en la venta, me presenté al que fuera mi primer grupo de clientes y acordamos que
yo iría delante para mostrarles el camino. Todos ellos me siguieron haciendo
rugir sus motores y levantando una polvareda por el camino de tierra que llevaba
a la casa. De pronto me sentí como un personaje importante con todo aquel
despliegue de motos tras de mí, como si fuesen mis guardaespaldas.
Mis temores por no saber a qué tipo de personas les había confiado mi casa se desvanecieron nada
más llegar. Resultaron ser unos chavales encantadores y formales, con los que
no tuve ningún tipo de problema. Ni siquiera ensuciaron apenas porque se
pasaron los dos días en el circuito. Y les gustó tanto la casa que los dos años
siguientes volvieron a "El Parque de Isabel", que así es como se llama.